La alcaldesa de San Bartolomé de Tirajana, Mari Pino Torres, el gerente del Consorcio para la Rehabilitación Turística de este municipio, Rafael Molina Petit, y el concejal de Playas, Carlos Álamo, han visitado hoy los trabajos iniciales que está llevando a cabo la empresa pública Tracsa en la Playa del Faro y Maspalomas.
Esos trabajos iniciados este lunes consisten en el vallado lineal de la zona donde se pretende actuar en la conformación de una escollera de piedra sobre la que posteriormente pueda depositarse arena y una pasarela de madera para el tránsito de los turistas.
El vallado, de unos 200 metros de longitud y aparentemente aparatoso por sus singulares características, sólo tienen por finalidad poder garantizar la seguridad de los usuarios de la playa cuando se inicien las obras de la escollera, que ya cuentan con el visto bueno de la Demarcación de Costas en Canarias.
El tránsito de los turistas está de momento garantizado porque se ha habilitado un pequeño pasillo entre el Faro y el puesto de socorro de la Cruz Roja, y en breve también está previsto que se proceda a la colocación de carteles en tres idiomas avisando a los usuarios de la playa del inicio inminente de estas obras.
Sin hormigón
La escollera se llevará a cabo con piedras de entre una y dos toneladas de peso que en estos momentos se encuentran depositadas en las playas de El Veril y El Cochino, como remanentes de los diques que allí se han habilitado para ganar zonas de baño entre las playas de San Agustín y El Inglés, y posibilitar asimismo la continuidad de esta franja de litoral como espacio de ocio turístico.
El traslado de las piedras en camiones de gran tonelaje está previsto que se realice por carretera porque es el procedimiento que ofrece mayores garantías de seguridad para los bañistas y también para el propio ecosistema de la playa.
La escollera resultante de las obras, en las que no se empleará hormigón, tiene por finalidad reforzar la escollera y el talud ahora existentes, y prolongarlo en paralelo hasta las inmediaciones del puesto de Cruz Roja, que es el lugar elegido para hacer el acopio de las piedras que terminarán usándose.
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