· La Concejalía de la Mujer apoya la iniciativa nacional de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género
La Concejalía de la Mujer dirigida por Elena Álamo organizó en la tarde de ayer una `Rueda de Hombres contra la violencia machista' , en la que el edil Marco Aurelio Pérez leyó un manifiesto público “en favor de la igualdad y contra la violencia que algunos hombres ejercen sobre las mujeres”
Esta 'Rueda de Hombres', que se organizó en el aparcamiento situado frente al Centro de Estancias Diurnas de San Fernando, tuvo lugar a las seis y media de la tarde coincidiendo con un acto de iguales características celebrado a la misma hora en 40 puntos de la geografía española bajo el lema común “El silencio nos hace cómplices”. En Canarias sólo estaban previstas la celebración de dos ruedas, la de Maspalomas, y otra en la Plaza de Santa Ana, en Las Palmas.
El acto, que este año alcanza su cuarta edición, lo programó a nivel nacional la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género AHIGE, como un posicionamiento público de los hombres en favor de “la paz y la igualdad”, porque “la violencia no puede ser un problema de las víctimas que la sufren, sino que es una cuestión que afecta a toda la sociedad”.
Cultura machista
Según AHIGE, la violencia de género “es la expresión de la incapacidad de algunos hombres para relacionarse en igualdad con las mujeres y aceptar su libertad en el mismo plano que ellos”. Según dicha asociación, el origen de la violencia “hay que buscarlo en las características de la cultura machista y los efectos que produce en la construcción de la personalidad masculina”.
En Maspalomas, como en el resto de España, los hombres que asistieron al acto conformaron un círculo con velas encendidas en torno a un gran lazo blanco como símbolo contra la violencia sexista. Tras la lectura del manifiesto por el edil Marco Aurelio, las mujeres y hombres se integraron en un mismo círculo con el objetivo de “hacer visible a la sociedad y, especialmente al colectivo masculino, la existencia de hombres implicados activamente en la lucha por la igualdad y contra la violencia”. Después se guardó un minuto de silencio por las víctimas, que durante este año ya son 58.
La obligación de denunciar
En la clausura del acto, la alcaldesa María del Pino Torres pidió a los asistentes “continuidad en la lucha, sobre todo en estos tiempos, haciéndole llegar a las personas próximas, a cada vecino, la necesidad de combatir la violencia sexista, porque es una obligación de todos y de cada uno denunciar estos hechos”.
En el manifiesto el edil Marco Aurelio expresó que la violencia de género “es una escandalosa realidad que cada día se extiende más y afecta a toda la sociedad”, y que sus consecuencias son terribles: cientos de miles de mujeres viven atemorizadas ante una continua situación de terror físico y psicológico en sus hogares y entorno más inmediato”.
Los agresores
Los causantes de este mal, según el manifiesto leído en toda España, “no son hombres extraños a las víctimas, sino sus propios maridos, novios o parejas”. Los agresores, añade, “no son hombres diferentes, especiales o enfermos, sino hombres comunes, ciudadanos típicos, en muchos casos modélicos, amables, reconocidos y, a menudo, respetuosos y cordiales en su trabajo; hombres que basan su seguridad personal en valores que representan el estereotipo tradicional masculino; la imposición a través de la fuerza física, la competencia, la agresividad y un estatus de superioridad y privilegio con respecto a la mujer; hombres que no están siendo capaces de reconvertirse hacia un tipo de relaciones igualitarias, basadas en el respeto mutuo”; “hombres que no están aceptando el cambio y la libertad delas mujeres”.
Las ruedas de hombres contra la violencia machista también tenían el objetivo de invitar a la población para que participe en las manifestaciones que se celebrarán el 25 de noviembre, Día Mundial contra la Violencia de Género.
NOTA: Las fotos las manda el compañero Juan Manuel (AV)
TEXTO ÍNTEGRO del MANIFIESTO
VIVAMOS SIN VIOLENCIA
Hoy estamos aquí reunidos para pronunciarnos públicamente a favor de la igualdad y contra la violencia que algunos hombres ejercen sobre las mujeres.
La violencia de género es una escandalosa realidad que cada día se extiende más y afecta a toda la sociedad. Es la evidencia diaria de nuestras contradicciones y una exigencia inmediata para reflexionar sobre los problemas que están en su origen.
Sus consecuencias son terribles; miles, cientos de miles de mujeres viven atemorizadas ante una continua situación de terror físico y psicológico en sus hogares y entorno más inmediato.
Sorprendentemente, los causantes de este mal, no son hombres extraños a las víctimas.
Son sus propios maridos, novios o parejas quienes maltratan.
Los agresores, en su gran mayoría, no son hombres diferentes, especiales o enfermos. Son hombres comunes, ciudadanos típicos, en muchos casos modélicos, amables, reconocidos y, a menudo, respetuosos y cordiales en su trabajo.
Son hombres que basan su seguridad personal en valores que representan el estereotipo tradicional masculino; la imposición a través de la fuerza física, la competencia, la agresividad y un estatus de superioridad y privilegio con respecto a la mujer. Son hombres que no están siendo capaces de reconvertirse hacia un tipo de relaciones igualitarias, basadas en el respeto mutuo.
Esta violencia se ve reforzada por la incapacidad de una parte de los hombres para adaptarse a los cambios que el avance hacia una sociedad igualitaria está provocando.
Es el claro síntoma de que algo no funciona bien, de que una parte de los hombres no están aceptando el cambio y tampoco la libertad de las mujeres.
Los agresores, no son mayoría, ni mucho menos. Pero... ¿y el resto? ¿Dónde estamos y qué hacemos?.
La violencia es posible porque el resto de los hombres mantenemos algún tipo de complicidad y cierta tolerancia hacia ella. Ya sea por miedo, por egoísmo, por rencor o por una malentendida solidaridad masculina, lo cierto es que muchos de nosotros no hacemos lo suficiente para acabar con la violencia de género. Lo cierto, es que muchos de nosotros, sencillamente, no hacemos nada.
La violencia existente en el seno de la sociedad, es la suma de las violencias individuales de cada uno de sus miembros; la que cada una de las personas que la componen genera y la que es capaz de tolerar y asimilar. Cada gesto, actitud o comentario peyorativo y discriminatorio contra las mujeres, aumenta la permisividad y abre el camino hacia los malos tratos.
¿Te has parado a pensar si puedes hacer algo más, de lo que haces, para luchar contra la violencia de género? Esta es la pregunta que lanzamos a los hombres. La mayoría, hasta ahora, nos hemos limitado a contemplar desde la distancia este gravísimo problema, sintiéndonos libres de culpa y pensando que bastaba con no ser nosotros los maltratadores.
Pero eso no es suficiente, pues EL SILENCIO NOS HACE CÓMPLICES.
Como cada día... como siempre, en este mismo momento, millones de mujeres están siendo maltratadas. Y, ante esto, los hombres no podemos seguir permaneciendo callados, pretendiendo no tener responsabilidad moral ante las víctimas.
Levantemos nuestra voz y lancemos a la sociedad un claro mensaje de rechazo absoluto de las raíces de la violencia, negando cualquier razón que la justifique. No hay excusa posible.
Hacemos desde aquí una petición a todos los hombres: No miremos a otro lado, no sigamos tolerando en nuestro entorno ninguna situación de violencia, sexismo o discriminación hacia las mujeres. Es nuestra responsabilidad actuar allí dónde se dé o se prepare el horror. Denunciemos aquellos casos que conozcamos y apoyemos, sin ninguna duda, a las víctimas, pues necesitarán de toda nuestra solidaridad.
Hagámoslo por ellas y por nosotros. VIVAMOS SIN VIOLENCIA.
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